Por “El Chavo” Alfredo Antonio Solano Arellano. Las facultades de Derecho en cualquier parte del globo terrestre, deberían ser centros educativos destinados a promover la pureza de la ciencia jurídica y virtudes morales que lleve al ser humano por el camino de la justicia y la equidad en la noble profesión de la abogacía. Lamentablemente, la Facultad de Derecho de la ciudad de Durango ha perdido su visión y misión, al no tener a un verdadero compromiso con la sociedad y haber permitido la intromisión de personajes tanto en el área académica como administrativa cuya conducta en la sociedad no ha sido del todo honesta y sus actitudes han afectado y lesionado los intereses de una sociedad dolida que se abate diariamente entre la pobreza, violencia e ineptitud de sus gobiernos. No es del todo honesto que la FADER tenga entre su cuerpo de académico a un ex funcionario del área de la justicia cuya labor dejó mucho que desear y no dio la cara ante la sociedad para aclarar los múltiples hechos delictivos ocurridos en la entidad, pero si se envalentonaba para reprimir a maestros inconformes por la situación que vive la Universidad en estos momentos. En una Sodoma y Gomorra local han convertido esta Facultad, al tolerar que por sus pasillos se paseen impunemente los personajes que organizaron las elecciones más cuestionadas en la historia duranguense, las cuales desencadenaron en el desprestigio nacional, haciendo un sin fin de tranzas legaloides para sentar en la silla a quien no ganó limpiamente, ¿Será así como se llega a ser un catedrático de respeto? Valdrá la pena ir escuchar la cátedra hueca de abogado que no viven lo que enseña, servirá tener una facultad bonita por fuera cuando por dentro la llaga no ha dejado de supurar su maloliente pus, sepulcros blanqueados que han enterrado consigo la justicia y que solo la recuerdan cuando toman la protesta a un nuevo licenciado en derecho, al cual avientan como corderillo en medio de lobos rapaces. Será honesto que hayan convertido la facultad en una especie de empresa familiar donde dan clases el padre, el hijo, el tío más lo que se acumule, a veces sin tener la vocación para impartir cátedra, privando de esta forma el arribo de profesionales del derecho con verdadera vocación para la docencia jurídica. Como es posible que la dirección de esta facultad haya permanecido acéfala por espacio de un año, con un encargado cuando se debe poner el ejemplo de una operatividad sin macula a las demás escuelas universitarias, para que tanto hablar pues si en los hechos hacen todo lo contrario, han enfermado a la FADER de prepotencia, corrupción, intolerancia, indiferencia y desprecio a lo recto, a lo decente. Para qué tanto discurso, para qué leer a García Máynez o a Ignacio Burgoa, si no hay congruencia entre lo que se estudia y practica de nada servirán las horas empleadas en las aulas. Si por respeto a la sociedad la FADER no examina su vida interna y se deshace de lo negativo difícilmente recuperará el prestigio perdido. Para que la cátedra recobre su esencia hará falta poner al frente de las diversas disciplinas a gente preparada, no al cuate del director, o hijo de tal o cual licenciado próximo a jubilarse que le hereda la plaza al vástago, sino profesionistas que se ganen el puesto por capacidad en un concurso por oposición y de esta manera lleguen quienes deben de estar por sus conocimientos y no por la consabida “palanca”, solo de esta manera dejara la FADER de ser la Facultad del Absurdo.