Por el “Bendito Japonéss” En el encuentro que tuvieron los gobernadores del PRI con su presidente y cuadros dirigentes, se escuchó la voz del viejo líder cetemista Joaquín Gamboa Pascoe: Yo tengo una asamblea de diez mil personas y sólo quiero que me digan ya por quién me tengo que pronunciar, decía mirando frente a frente a Enrique Peña Nieto. Humberto Moreira intervino para decirle hay que esperar los tiempos que marca la ley, le habló del IFE, del Cofipe, y Gamboa Pascoe le interrumpió. Yo no sé ni madres de eso, es más, me importa una chingada eso del IFE y Cofipe que ni conozco ni me importa. Sólo díganme por quién me tengo que pronunciar, insistía al estilo del viejo priismo y del desaparecido Fidel Velázquez y sin dejar de encarar a Peña Nieto. El emplazamiento del secretario general de la CTM retrata la ola inercial que domina y mueve al PRI en donde Enrique Peña Nieto se ha convertido en su candidato único al interior y a vencer en el exterior. A estas alturas no veo un sólo priista que se oponga a esta candidatura, que tomará forma en tres tiempos: cuando hoy en el teatro Morelos de Toluca Eruviel Ávila reconozca la labor de quien por la noche será su antecesor, cuando la semana que viene haga el anuncio público, y en la sesión del Consejo Político del PRI, el 8 de octubre, que definirá el procedimiento de selección de candidato, que ya tienen. De irse por el candidato único por aclamación vía delegados, ese mismo día estará lista su candidatura, lo que le complicaría el tránsito en medios de aquí a diciembre; de abrirse a un proceso interno con otro precandidato apalabrado y consciente de su rol de acompañamiento y sacrificio, la ley le abriría los medios durante esos meses de secas. En fin que, independientemente de los tiempos y de las formas, la candidatura de Peña Nieto a la Presidencia de la República es un hecho consumado, es como un alumbramiento: es un proceso natural, ya no depende de la voluntad de nadie, es sólo cuestión de tiempo y es irreversible e inminente. Lo que no tenemos seguro es como reaccionen los caballos del mismo establo, pero ese será un capitulo que contaremos días más tarde. El fantasma sigue presente, Los Pinos la meta de muchos, solo uno lo lograra.