Por Lo que queda “del Chino” No es sólo que ahora el Partido Acción Nacional, PAN. Esté pidiendo el “voto por voto” sino que, como lo demuestra la copia de un acta que circula en Internet, existieron repetidas, serias y múltiples confusiones en el llenado de las actas; en el caso que le comento, los funcionarios de casilla recibieron 746 boletas, votaron 362 electores… y extrajeron de las urnas ¡1,107 sufragios! El recuento va a ser imprescindible y no quiero saber del “Desmadre” por venir si ¡el resultado preliminar se modifica de modo sustancial! Gane quien gane, pierda quien pierda, finalmente, el resultado no lo decidirán ni los ciudadanos ni las urnas. Lejos estamos, pues, de ese resultado deseable que nos brinda el panorama de vencedores y vencidos por amplios márgenes y que independientemente de las acciones encaminadas a burlar la ley, nos deja con un buen sabor de boca por su contundencia. “Oiga: -algunas veces me llegarían a decir en el transcurso de estos años- ¡Me hicieron fraude!”. “¿Y por cuanto perdió?, solía preguntar yo, precavido”. “No, p’os… dos a uno”. ¡Eso no es fraude, por Dios, por más acarreo, compra de votos, despensas entregadas, amenazas, etc. que se susciten el día de la Jornada electoral! En éstos, como en los asuntos del corazón: “Hay que saber perder”, como dice la canción. Sin embargo, Michoacán nos deja con el sabor amargo de la duda sin despejar, de la incógnita sin resolver; y, lo que es peor, con partidos incapaces de llegar a un acuerdo confiable y duradero que remonte las diferencias naturales y se concretice en una acción de gobierno de largo plazo con metas y objetivos comunes, pues no son nada más “asuntos de partido” lo que está en juego, sino necesidades ciudadanas: Exigencias, carencias, rezagos. No va a ser posible, ya lo estoy viendo, pero sería deseable una agenda común de partidos a la que concurrieran todos los presidentes de éstos a discutir los tópicos impostergables de la próxima agenda de gobierno. Frente al fracaso de Michoacán, el empecinamiento de no ir más allá de las meras alianzas electorales (electoreras), donde los partidos de más reciente creación y los situados en los extremos de su ideología (en el afortunado caso de que cuenten con una) están como Gabino Barrera y no entienden razones; de cara a un PAN, a un PRI y a un PRD incapaces de llegar a acuerdos de fondo, sustanciales, en temas relevantes para la vida pública nacional, sería un descanso ver a sus líderes, de cara al pueblo de México, discutir y acordar los temas que deberán constituir el punto de arranque de la próxima Administración y de la siguiente Legislatura.