Por La Niña de calle.- Que pena me das, la neta me vale madre, no tengo el gusto de conocerte, me daría rabia y asco No, me importa como eres, desconozco tus cualidades, tus gustos, seas católica, evangelista, o si profesas alguna religión. No entiendo la molestia a las críticas a “tu Papi” Quique Peña Nieto. Necesitas acostumbrarte si llega a “Precioso”. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En México la crítica, esta perrona, cosas de la democracia. Quique es una figura pública y por ende, sus actos serán juzgados con rigor. "¿Por qué son tan duros con él?", te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No? Pero no es de “Quique” de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión "hijos de la prole" como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que nos llamaras "babosos", "tontos" o “bueyes”. Es más, no me preocupa el que nos hayas llamado "pendejos". En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros. ¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo "asalariado". Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hija de un obrero? Siempre que sepa quién es de todos mi padre. Sabes, yo soy nieta bolero y un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero? Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: "De la abundancia del corazón, hablará la boca". Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial! "Hijos de la prole" somos, en efecto, quienes estudiamos en escuelas públicas y de cartón, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero, paso por lo riesgoso que resulta volar en “Chatarras” Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu Quique gana en una semana. Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro? Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu "realidad": vives en una burbuja color de rosa. "Hijos de la prole" no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias. Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado? Por lo tanto cuídate de pasar por mi crucero donde me paso toda la mañana “Regalando” el Chiquito, el “Contexto” por debajo, “El Tiempo” se me va, todo se me hace “El Siglo” ya parezco “El Monitor” por barbera, esto te parecerá una de Las 5 “Calumnias” no soy un “Contacto, pero me la saco con “La Noticia, todo por ganarme, en forma honrada los Frijoles. Pobre Niña Rica.