ME QUEDO
La noche toma asiento para mirar tus cerros, azules de agave;
Cortados por las nubes, al son del campo.
Curvas que arrullan, que hunden en el sollozo de la carta en el pecho.
Vestida de maíz tersado por el indomable respiro del escultor preciso;
Te abrazo como nunca mirando fuerte,
Despegándote desde dentro para agarrar los ánimos con ambas y ponerme en pie.
Salí con un solo pensamiento en los puños y entre mis cejas un solo deseo: regresar.
Dispuesto a cruzar, correr, buscar y encontrar.
Evitando que el sol me apagara y que mi reloj se secara.
Ofuscado por tu albor, miré en mis manos idénticas líneas y paladee el dulzor en mis venas, lo que me rasgó el impulso cuando me susurraste al oído.
Decidí jugármela y rodé en tu ajada piel hasta quedar inconsciente entre tus cabellos.
Presentí mi propio lamento cuando en el camino me ungiste en tu almíbar.
Nadie estaba del otro lado de la ventanilla cuando abordé el autobús a la frontera.
Y yo, en la espera de tu beso lento, fui mordido;
Suspendido por la ausencia de tu fulgor.
BERNIX GARDEZ