lunes, 16 de mayo de 2011

La Niña “Poeta”

Decidí el cauce de mi paso



Al masticar el absurdo


Que termine por tragar.


La burla fue soundtrack en mis días;


Los tropiezos comedia por repetición.


Convencido de que la historia con el final más ridículo


Tenía sentido en este lado de la acera.


Toqué más de un millón de veces la tonada,


Esa que trae estrellas fugaces;


Por la que una cultura desapareció entre danzantes;


Sus hombres y sus mujeres ni araban el campo y dejaron de concebir.


Luego de tocarla mil veces mis dedos se hicieron los más ávidos


Y luego los más torpes.


Logré que me trajera un ganso con un perro en el pico;


Me contaron que abre cajas, hace madres, detiene jaurías, destruye ejércitos;


Alegra a los dioses o los envilece.


Calla el gallo, deshace maleficios y ahora revienta en risa a las nuevas generaciones.


me trajo hambre, no la he tocado lo suficiente.


Si la toco con una mano, seguro surtirá efecto….


Tal vez con los pies hará la diferencia.


La haré sonar mil veces más;


Cien mil seguro bastan.


¿Ya estaré cano?


Bajaré del tejado, ya no siento mi cuerpo.


¡Hay un anciano en el espejo!


Sus dedos le sangran.


Su mirada chispea, la más viva que recuerdo haber visto en años.


Parece que quiere decirme algo…


La pausa del grosor de un cabello me hizo escucharlo decir:


¡Sigue tocando!


corrí de vuelta al tejado


Tome mi enésima guitarra


Para tocar ya sin dedos.


La joroba fue invadiendo mi espalda y de tan secos los ojos ya no las pude cerrar.


Y mi tonada se hizo lenta casi inaudible.


Sus notas ya no eran las mismas, me acabé.


¿Qué es eso?


¡El horizonte se incendia! ¡También mis manos!


¡Mis órbitas se calcinan lento por medio día!


Mi guitarra ya es montoncito de leña,


¿Y si tarareo la tonada una vez más?


¿Y si me acabo mi último suspiro…?


Mi boca decidió moviéndose sola,


Volví a escuchar la tonada que extinguió un pueblo;


La funesta melodía, que ahora me ha matado.


De pronto el tejado se cubrió de luz,


La estrella pasó tan cerca.


Su aspecto invadió los sentidos que me quedaban.


Mi cuerpo enmudecido se estremeció,


La tonada no trajo la estrella


Fue ella que con su estela


Ha Alumbrado esta tonada.


Bernix Gardez